Mario Hernán González Bríñez
La relación capital trabajo entrado el siglo XXI evidencia transformaciones impensadas a inicios del modelo de producción fordista[1]. Durante las primeras décadas del s. XX se hacía necesario contar con la disponibilidad física y temporal de los trabajadores y los marcos jurídicos contemplaban y abogaban por jornadas de trabajo “completas”. Bajo estas condiciones el capitalismo se apoyó en bases sólidas para su expansión vía globalización.
Lo anterior contrasta con las realidades actuales en donde esa relación capital trabajo manifiesta desequilibrios muy antagónicos. Dadas las aplicaciones tecnológicas –gracias a los avances científicos, asunto que muchos desconocen- hoy se habla de deslocalización, uberización, voluntariado, emprendedurismo, flexibilización de las relaciones laborales, se usan estrategias como la de “convertir” al trabajador (persona natural) en persona jurídica para hacerle un quite a la relación laboral, la precariedad en la contratación aumenta. Torres (2015) señala al respecto:
En las economías emergentes y en países en desarrollo como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, la incidencia del empleo asalariado o remunerado ha disminuido sustancialmente. En las economías emergentes este tipo de empleo representa el 59 por ciento del empleo total, cifra que desciende hasta el 28 por ciento en los países en desarrollo con “bajos ingresos”. (p. 11)
En esta misma línea, señalan Odrizola y Colina, (2015), que la “participación de la fuerza de trabajo en el PIB que se había mantenido estable en Estados Unidos durante cincuenta años (1947-2000) en un nivel promedio de un 64,3 %, cayó casi 10 puntos en la última década (57,8 %, 2010)”. (p. 12)
Esta reducción de la participación de la fuerza de trabajo en la generación del PIB, es consecuencia de los avances en automatización, robótica e inteligencia artificial, cambios demográficos (envejecimiento de la población) y globalización, entre otros fenómenos contemporáneos. Las transformaciones en el mundo del trabajo indican que una gran cantidad de empleos desaparecerán en los próximos diez años a la vez que se crearán otros con mayores demandas en términos de las competencias cognitivas necesarias para su ejecución. Si se observa solamente el trabajo obrero, puede emerger una reclasificación tal y como lo señala González (2003) “”obreros altamente calificados con predominio del trabajo mental, obreros altamente calificados con predominio del trabajo físico, obreros semi calificados y obreros no calificados”. (p. 12)
Pero, no todos los estudios van en la misma línea, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OECD (2019), indica que es poco probable que disminuya el empleo en general, si bien existen asimetrías importantes debido a que no todos los países adoptan con la velocidad necesaria, políticas públicas que contribuyan a cerrar brechas y prepararse para los ajustes necesarios. No se dispone en la mayoría de los casos de presupuestos que permitan adaptar las condiciones necesarias en sectores determinantes de crecimiento económico. La OECD (2019) identifica como las principales variables del cambio “el progreso tecnológico y la transformación digital, la globalización y los cambios demográficos” (p. 48).
Repasando algunas cifras recientes, se observa en cuanto a la robotización (como parte del progreso tecnológico) que “Su uso en las fábricas se está acelerando a un ritmo elevado, llegando a un promedio de densidad global en las industrias manufactureras de 126 robots por cada 10 mil empleados” (Maubert, 2022, párr. 1).
Maubert (2022), citando a la Federación Internacional de Robótica evidencia cómo las cifras de robotización se triplicaron en una década como se observa en la
figura 1.
Stock operativo de robots en la industria mundial
Fuente: elaboración propia con base en Maubert (2022).
En lo que hace a transformación digital y solamente revisando la computación en la nube, la distribución del mercado para 2017-2018 se puede observar en la figura 2.
Distribución del mercado de computación en la nube
Fuente: elaboración propia con base en Jones (2022).
Para este año, International Data Corporation, IDC., espera que el gasto mundial de infraestructura y servicios en la nube se duplique con base en una cifra a 2019 de 229.000 millones de dólares. (Jones, 2022).
En cuanto a la globalización, y considerando que ella se expresa en la movilidad de mano de obra, capital y mercancías, la integración de los mercados trae consecuencias en torno a la especialización de la mano de obra, esto es, las competencias de los trabajadores se alinean con base en las demandas del aparato productivo mundial. Es clara la tendencia en este sentido del tránsito de la mano de obra del sector primario y secundario de la economía, hacia el sector terciario (servicios). La Organización Internacional del Trabajo, OIT (2018) señala que para el período 2006-2015 “en agricultura, caza, silvicultura y pesca e industria manufacturera disminuye, mientras que la ocupación en comercio minorista y mayorista, restaurantes y hoteles, servicios comunales, personales y sociales y servicios financieros, seguros y bienes raíces, aumenta” (p. 18).
Finalmente, los cambios demográficos señalan que mientras la mayoría de las economías tienden al envejecimiento de su población; Grecia, España, Corea, Japón, Portugal, España y China, otras como Indonesia, Sudáfrica e India se enfrentan al reto de acondicionar el mercado de trabajo a los jóvenes. (OECD, 2019). A mediados del 2023, como ya lo están reportando desde múltiples medios de comunicación, especialmente en los últimos días, India superará a China como el país más poblado del mundo. Con 1.428 millones de habitantes, India habrá sobrepasado al gigante asiático por casi tres millones de habitantes. Esto puede llamar a engaño, pues se está presentando una desaceleración en las tasas de natalidad en la mayoría de los países del globo.
Los cambios que afectarán y de hecho ya se encuentran afectando a los trabajadores en todas las latitudes, provienen de múltiples lados, los mercados de trabajo y las reglas del juego se están reformulando, no hay regreso al pasado y es necesario desde un replanteamiento de las políticas públicas, pasando por un mayor protagonismo de los organismos multilaterales, sin dejar de lado las transformaciones socioculturales y los marcos jurídicos que regulan las relaciones de trabajo.
Referencias
González, M. (2003). El trabajo y la clase obrera a la luz de las tecnologías de la información y la comunicación, (ponencia), Marx y los desafíos del siglo XXI, 5-8 de mayo, La Habana. Cuba.
Jones, E. (2022). Cuota de mercado de la nube – una mirada al ecosistema de la nube en 2023. Kinsta. https://kinsta.com/es/blog/cuota-de-mercado-de-la-nube/
Maubert, I. (2022). Robots industriales en cifras: así ha aumentado su stock mundial y densidad por región. The logistic world. https://thelogisticsworld.com/tecnologia/robots-industriales-en-cifras-asi-ha-aumentado-su-stock-mundial-y-densidad-por-region/
OECD (2019), Perspectivas de empleo de la OCDE 2019: El Futuro del Trabajo, OECD Publishing, Paris/Educación Superior de Celaya A. C. h, Celaya, https://doi.org/10.1787/bb5fff5a-es.
Organización Internacional del Trabajo, OIT. (2018). Crecimiento económico, estructura del mercado laboral, pobreza y desigualdad por ramas de actividad económica. Documento de trabajo número 243. https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—ed_emp/documents/publication/wcms_629761.pdf
Odriozola Guitart, Silvia, y Colina Hernández, Henry. (2015). La relación capital-trabajo: ¿cuánto de ayer, cuánto de hoy? Economía y Desarrollo, 155(2), 6-17. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0252-85842015000300001&lng=es&tlng=pt.
Torres, R. (2015). Un mundo laboral en transformación. Trabajo. Número especial. https://www.ilo.org/global/publications/world-of-work-magazine/issues/WCMS_371365/lang–es/index.htm
[1] El fordismo en un sistema de producción en cadena o en serie, el término deriva de Henry Ford creador de la línea de ensamble del modelo Ford T.