Imagen creada por el modelo Dalle-2 para Bing [septiembre de 2023]. Prompt: “inteligencia artificial entre la prudencia y la curiosidad”
¿Qué es lo revolucionario de la reciente ola de inteligencia artificial? Es pertinente decir que la inteligencia artificial no es algo nuevo; su estudio, exploración y usos científicos y comerciales son conocidos. Traductores en línea, publicidad en internet, servicios de streaming de audio y video, y sus respectivos algoritmos de recomendación, son ejemplos cotidianos de aplicaciones de inteligencia artificial. La inteligencia artificial, al igual que tecnologías anteriores como computadoras, internet, teléfonos inteligentes y la nube, está impactando todas las esferas de la sociedad, incluyendo los negocios y las nuevas formas de creación de valor.
Lo verdaderamente sorprendente es cuando la interacción entre humanos y sistemas de inteligencia artificial no requiere código de computadora arcano y complicado, sino indicaciones (prompts) en lenguaje natural con resultados interesantes en creación de texto, imágenes y código de programación, entre otros. Es cierto que los grandes modelos de lenguaje, como los que subyacen a ChatGPT, Bard o Claude, “alucinan” y “confabulan”, inventando datos y generando contenido diverso y útil, impactando por primera vez directamente el trabajo de escritores, copywriters, ilustradores, programadores y otros profesionales.
Los estudiosos de la innovación han identificado tecnologías de utilidad general, como la electricidad, el ferrocarril, los automóviles y el internet, como revolucionarias en su alcance social y económico. Sin embargo, mientras que estas tecnologías tomaron décadas en alcanzar una masa crítica en términos de difusión y uso, la inteligencia artificial generativa, por ejemplo, ChatGPT, el chatbot lanzado por Open AI en noviembre de 2022, se dice que llegó a 100 millones de usuarios en solo dos meses.
A pesar del momentum de la industria de inteligencia artificial a nivel global, es importante reconocer que estas tecnologías presentan limitaciones y riesgos, tanto en la identificación de casos de uso rentables y escalables como en la generación de valor para las organizaciones. Hasta hace poco, a finales de agosto de 2023, el líder aparente del mercado, Open AI, lanzó sus productos en una suite empresarial.
Desde entonces, ha comenzado una nueva “carrera armamentista” para lograr supremacía tecnológica y de mercado en esta área de la ciencia y los negocios, protagonizada por gigantes empresariales norteamericanos, asiáticos y europeos, sus subsidiarias y aliados, además de la proliferación de “unicornios” y nuevos emprendimientos basados en inteligencia artificial. Las barreras de entrada para los usuarios son relativamente bajas; solo se necesita un dispositivo móvil y una conexión a internet para acceder de forma gratuita o mediante suscripción a servicios como ChatGPT y Dall-e 2 de Open AI. También existen opciones de código abierto notables, como Hugging Face y Stable Diffusion.
Las organizaciones y la sociedad en general enfrentan desafíos relacionados con la difusión y el uso de la inteligencia artificial, la proliferación de deepfakes, la ausencia de regulaciones claras sobre los derechos de autor tanto de contenidos creados con inteligencia artificial como de los datos, imágenes y texto utilizados en el entrenamiento de estos modelos, y la persistencia de sesgos y estereotipos dañinos que pueden vulnerar los derechos de las personas afectadas.
La inteligencia artificial también ofrece oportunidades significativas para optimizar los flujos de trabajo y automatizar tareas y procesos en las organizaciones. En las tendencias laborales, se habla de una fuerza laboral compuesta por “centauros“, individuos mejorados por la inteligencia artificial para realizar tareas asociadas a sus ocupaciones.
Por lo tanto, es importante abordar esta reciente revolución tecnológica con prudencia debido a los riesgos evidentes, pero también con la curiosidad necesaria para aprovechar las oportunidades que esta innovación presenta para la economía y la sociedad. Queda la pregunta: ¿Qué están haciendo las organizaciones (públicas y privadas), las universidades y los individuos para enfrentar un mercado cada vez más tecnológico y competitivo?
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